BIENVENIDOS A LA WEB DE LOS PROFESIONALES DE LA SEGURIDAD PRIVADA.

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El autor.

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lunes, 13 de julio de 2009


Carta de reconocimiento a nuestras mujeres.


Esto lo dirijo a ellas, pues aunque en nuestra profesión hay Agentes de Seguridad Privada femeninas en un importante porcentaje, son ellas las que mas sufren lo que supone vivir siendo pareja o esposa de un profesional de la seguridad privada. Solo ellas saben lo que se siente cuando ven a sus parejas recoger el uniforme y salir por la puerta.

La mayoría no quiere pensar en el riesgo que supone el trabajo de sus maridos o novios, pero en su interior son conscientes de que existe, que está ahí. Saben que su trabajo no es cualquier cosa, que el riesgo contra su integridad está latente. Saben que todos los días algún compañero de su marido o novio es agredido, a veces asesinado. Son conscientes de que su trabajo consiste en anteponerse al delincuente en una primera línea de protección. Saben que es el primer objetivo a abatir por aquel que persigue un fin criminal y que en demasiadas ocasiones no otorga valor a la vida ajena.

Estas mujeres que conocen bien a su pareja, saben que en caso de agresión o asalto lo darán todo por defender el bien o las vidas asignadas a su protección, y eso les sobrecoge. Les sobrecoge porque saben que lo harán con riesgo de sus propias vidas, siendo conscientes de que nunca será agradecida esa labor y entrega. Y ellas saben que las vidas de sus parejas, sus maridos, sus novios, valen mil veces más que las de aquellos a quienes protegen, pero solo ellas lo saben. El resto de la sociedad no quiere saberlo. Para ellos solo son carne de cañón, “que no se hubiesen metido” o “a eso se exponen” –piensan- y si pierden la vida en el cumplimiento de su deber, solo será una estadística, un número, una pequeña noticia en el interior de las páginas de un diario, algo de lo que nadie hablará al día siguiente y que quedará en el olvido en un instante.

Pero para ellas será la peor de las tragedias, algo terrible, irreparable y además algo absolutamente frustrante. ¿Para que?, ¿Por que? ¿Qué o quien vale más que tu vida? -pensarán en su desconsuelo- mientras el mundo les da la espalda y les ignora.

El dolor tal vez se mitigue con el paso del tiempo ante un hecho tan descorazonador, pero aún cuando la desgracia no llegue de forma tan cruda, en el día a día estas mujeres conviven con la amargura de saber que sus maridos o novios realizan un trabajo que perciben que no es valorado por la sociedad, que las empresas los explotan sin ninguna consideración ni remordimiento de conciencia, exponiendo su integridad para ellos enriquecerse desmesuradamente, que los gobiernos, unos tras otros, los dan de lado y con su complicidad los sumen en la mas injusta de las indefensiones.

Sufren al ver que se pasan los años viendo que las vidas se les escapan y que sus maridos y novios las entregan a esa profesión que les merma de forma inhumana el tiempo para dedicarles a los suyos. Ese no poder hacer planes a corto, medio o largo plazo, esas noches largas y solitarias en la cama pensando que su marido o novio, que debiera estar a su lado en ese instante, no lo está porque justo en ese momento se está exponiendo a saber a que peligros en otro lugar, lejos de ella.

Con resignación asumen que esa nochebuena o esa nochevieja su marido o novio no cenará con ella y tal vez tampoco con sus hijos, su madre, padre, hermanos, porque su profesión le impone velar por la seguridad de otros en esos momentos tan importantes, tan familiares. Esa resignación no les impide pensar que no será agradecido ni valorado por nadie, y llenándoles de tristeza intentarán entender el por qué han escogido sus parejas una profesión tan sacrificada, que tanto interfiere en sus vidas particulares, teniendo muy presente que nunca podrá ser por el salario, absolutamente mísero, y con el que tienen que hacer verdaderos malabarismos para llegar a fin de mes.

Ellas no pueden entender que sus maridos o novios escogieran esa profesión, pero lo han tenido que asumir, no entienden que ellos se sientan orgullosos de ejercerla pese a tanta penuria, pero lo aceptan, no ignoran que un día pueden recibir una llamada que les informe de una tragedia que las deje desoladas, pero evitan pensar en ello y no pueden hacer ver a sus parejas que cada vez que salen por la puerta se les estremecen las entrañas, porque les quieren. Esa es su vida, la que ellos han escogido, y ellos son su vida, la que ellas han escogido.

Sus maridos, sus novios, son AGENTES DE SEGURIDAD PRIVADA y pese a todo, ellas les miran y se sienten ORGULLOSAS.

Para todas las mujeres (madres, esposas y novias) que sufren y padecen nuestra profesión, vaya mi más sentido homenaje.

38 Special

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2 comentarios:

  1. ruego al sr. director de sevyco, pague a sus trabajadores en su dia, ya que entramos con la condicion de cobrar la nomina del 1 al 5 y las horas extras del 15 al 20 pero no pasados 2 meses ¡¡o no nos engañeis!! , ya que tampoco dais anticipos, que se nos acumulan los pagos a los trabajadores y estaremos mas contentos todos y rendiremos mas

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  2. La verdad es que es duro ser mujer de un profesional, sobre todo cuando ves que lo ha dado todo por la seguridad a las 10,las 5 la hora ke fuera ai esta disponible porque ha sonado una alarma, porque un compañero esta malo...
    y ahora que? en el paro por muchos contactos que tenga.
    gracias por este espacio,un saludo

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